El pequeño asunto que nos pasó en Francia... es que el coche estaba tan mal, tan sucio de la nieve y sal, que debíamos llamar la atención y de repente vimos que teníamos una moto de la policía francesa que nos seguía... y nos seguía... y nos seguía. Nosotros íbamos muy tranquilos, a la velocidad recomendada y tal... pero la moto todo el tiempo ahí.
Resultó que era de aduanas y en un momento dado nos adelantó e hizo un gesto que jamás voy a olvidar, un gesto como en las películas: nos señaló e inmediatamente con la misma mano señaló hacia delante dos veces en plan "tú, a mí, me sigues hasta que yo diga". Dicho y hecho. La seguimos hasta que se desvió y en el desvío había un montón de policía de aduanas esperándonos. Nos hicieron abrir el coche (parecíamos como los marroquíes cuando bajan de Francia, todo hasta arriba) y nos preguntaron si llevábamos alcohol, tabaco o más de 6000 euros, a lo que respondimos que no. La verdad que era dificil que se pusieran a abrir todo tal y como estaba el coche. A mi me dijeron que me quedara dentro del coche y a Dani que bajara y abriera el maletero. Miraron por encima y hablaron entre ellos y nos dejaron marchar. Menos mal que sabemos un poquitín de francés para decir "oui", "non", "je vais travailler à la Hollande" y poco más :-)
La foto es del "motel" en el que pasamos la noche, estaba cerca de Toulouse y no tenía ni recepción, era como un cajero automático. Elegías un tipo de habitación, número de días y con/sin desayuno, metías la tarjeta de crédito y luego te salía una llave (tipo tarjeta claro) de una habitación. Ale, viva la tecnología.
