Cuarto día de viaje. Esta mañana desayunamos toda la familia junta, es sábado y no hay que trabajar. Por supuesto, como todos los días, nos acompañan Pichí, Bowie y Rico, los dos últimos son los gatos que están cuidando este mes Dani y Pilar mientras su dueña está de vacaciones, así cuando ellos tengan que viajar esta chica podrá cuidar de Pichí, un acuerdo muy interesante, propiciado por una iniciativa de Pi vía anuncios en Internet.
Hoy vamos a dedicar el día a conocer el parque nacional de Hoge Veluwe, con una extensión de 5.500 ha donde los holandeses pueden disfrutar de la naturaleza en estado puro haciendo uso de su medio de transporte preferido, la bicicleta, gracias a los 42 km de carril bici habilitados dentro del parque.
Entraremos en detalle un poco más tarde, porque antes de nada vamos a dar una vuelta rápida por Hoofddorp, nos hacemos como no unas fotos con el enorme muñeco michelín de la plaza que está justo en frente de la casa donde viven Pi & Dani, en realidad no sé si es un muñeco michelín o qué, pero se le parece un montón, sólo que es de metal, como ya habréis visto en alguna de las fotos del blog.
Hoofddorp es una ciudad pequeña pero interesante y con una situación privilegiada ya que está a tan sólo 5 minutos del aeropuerto y muy cerca de los principales centros de población e industriales de Holanda, además de un sitio muy acogedor para vivir. Parte de la ciudad, donde viven Pi & Dani, es de reciente construcción y son casas que escapan algo del perfíl típico holandés en lo que se refiere sobre todo a la forma de los tejados, no en el resto de características, como por ejemplo los enormes ventanales o los canales que las rodean. Hoofddorp tiene hasta su propio bosque, no lo hemos visitado por falta de tiempo, pero así es, los espacios verdes no podían faltar.
Después de la visita rápida a Hoofddorp nos vamos hacia el parque, de camino y a 6 km de allí hacemos una pequeña parada para ver donde trabaja Dani todos los días. Es una zona repleta de edificios típicos de una zona empresarial, allí están entre otras muchas, sedes de UPC (la empresa de Dani), Microsoft, NetApp, Juniper, etc., etc. Lo que sorprende en comparación con los típicos centros empresariales equivalentes en Madrid es el paisaje, hay muchas zonas verdes, lagos enormes, por donde poder pasear y relajarse. Hay también una enorme guardería donde los papás que trabajan en la zona pueden dejar y recoger cómodamente a sus hijos. Tras los enormes ventanales se adivinan los comedores, según nos comenta Dani, esto es algo que cuidan mucho, todos los comedores son muy acogedores y tienen unas vistas excepcionales. No estaría mal trabajar en un sitio así, ¿no créeis?, trabajo es trabajo, pero todo ayuda.
Tras esta breve parada, ahora sí, nos dirigimos al parque natural, pocos kilómetros antes de llegar nos adentramos ya en una carretera rodeada de bosques, a través de los árboles pueden apreciarse los primeros ciclistas y paseantes. Llegamos al punto de acceso, cogemos las entradas (unos 6€ por persona si no recuerdo mal y otros 6€ por pasar con el coche hasta la zona central). El coche puede dejarse fuera pero hay que ir en bici hasta el centro del parque donde están todos los servicios, museos e inicios de rutas. Las bicicletas pueden cogerse de forma gratuita dentro del parque, bien en la entrada o bien en el centro. A la hora que llegamos nosotros, en la entrada ya no queda ninguna, de modo que ahí que entramos en coche para luego coger en el centro las bicis. Dentro del parque hay muchas cosas para visitar, aparte de las rutas en bici, hay un museo subterráneo, un museo de esculturas al aire libre, y el prestigioso Kröller-Müller Museum que cuenta con una de las mayores colecciones de Van Gogh fuera de Amsterdam.
Primero hemos comido algo rápido en el restaurante para aprovechar el resto del día y después hemos ido a visitar los museos. El museo subterráneo no merece mucho la pena, el acceso es gratuito así que si tienes tiempo puedes pasar a echar un vistazo, es muy pequeño de modo que lo poco que hay que ver se ve enseguida. Las esculturas al aire libre sí merecen la pena, el acceso a esta zona también es gratuito, el recorrido debe hacerse lógicamente a pie, vas paseando por el bosque y entre la naturaleza aparecen los distintos tipos de esculturas (en la foto una de ellas), algunas más acertadas que otras pero eso ya va en gustos, en general, hay unas 25 ó 30 obras y como os he dicho antes merece la pena, de hecho, sólo el paseo, aunque no hubiera esculturas también merecería la pena. Por la hora no hemos llegado al museo Kröller-Müller, dejaremos esta visita para otra ocasión porque queremos hacer un recorrido tranquilamente en bici antes de que anochezca. Lo de las bicis está genial, y eso de que te las presten de forma gratuita dentro del parque también, lógicamente hay muchos holandeses que prefieren llevar las suyas propias, pero las que hay están muy bien cuidadas y funcionan perfectamente. Además tienen varios tipos de bicicletas adaptadas para minusválidos, como por ejemplo la que permite transportar una silla de ruedas (es la que aparece en la foto de la presentación de Pi de nuestra visita). La bici está genial, la silla de ruedas se monta en la parte delantera y otro va pedaleando normalmente detrás ayudado por un motor eléctrico. Pues nada con nuestras bicis, nos vamos de paseo por el parque, chulísimo, muy bonito y relajante. Es curioso que una zona del parque está repleta de árboles y vegetación y otra es los más parecido al escenario de “2001: odisea en el espacio” o “el planeta de los simios”, ni un árbol, ni una planta, todo seco y tosco, parece increíble pero el contraste es impresionante, y en el centro de una de las explanadas una enorme estatua del señor Kröller-Müller, y es que todo el parque fue una propiedad privada en su momento. A mitad del recorrido, dentro del parque está también la casa familiar, casi un palacio diría yo, junto a un precioso y espectacular lago y rodeada de árboles y jardines. No dejéis de hacer el recorrido en bici para hacer un poco de ejercicio y disfrutar de la naturaleza.
Si quieres saber más sobre este parque visita: http://www.hogeveluwe.nl.
El día va terminando, exhaustos tras los 12 km de recorrido, y eso que es el recorrido corto, en realidad es que el motor eléctrico nos abandonó un par de kilómetros antes de llegar, lo cual ha complicado levemente la llegada :-D. Tenemos que ir a cenar para recuperar fuerzas, el GPS del nuevo y flamante móvil de Pi, su regalo de aniversario, que nos acompaña siempre nos ha buscado un restaurante muy cerca del parque, además es una creperíe así que al final vamos a probar los famosos pannenkoeken holandeses… mmmm, riquísimos, damos fe de ello.
Después de la cena nos vamos a Scheveningen, Dani ha leido que el viernes, sábado y domingo hay fuegos artificiales en la playa a partir de las 10 de la noche. Scheveningen está literalmente petao, todas las calles están repletas de coches. Nos cuesta pero al final llegamos y aparcamos en el centro, desde el coche hemos podido ver parte de los fuegos artificiales de las 10:00. Llegamos a playa acompañados de una marea de gente y allí nos encontramos mucha más gente, el paseo que es muy largo y muy ancho está hasta arriba y suponemos que la playa también. A las 11:00 de nuevo hay fuegos, los vemos desde donde estamos, muy chulos. Parece ser que había fuegos a las 10, a las 11 y a las 12, o algo así. Cuando terminan a eso de las 11:15 aquello parece la marabunta, un tumulto de gente comienza a moverse, saliendo de la playa y yendo de allá para acá en el paseo, unos van otros vienen, nosotros nos dejamos llevar por la “corriente”, jejeje y acabamos en un garito de los que hay en la playa, hay un montón y están todos repletos. Bajamos a uno de ellos, una camarera rubia, espectacular y además la mar de simpática nos consigue una mesa cerca de la playa, pedimos tarta de chocolate, mojitos y cóckteles varios, ¿alguien pensaba que no hay marcha en Holanda?.
A la 1 más o menos nos ponemos en marcha de regreso a casa, la verdad es que a estas horas ya estamos algo agotados. Al llegar directos a la cama antes de comenzar nuestro último día.
martes, 4 de septiembre de 2007
*FER-BLOG* Día 4: Sábado, 18 de agosto. Hoge Veluwe.
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3 comentarios:
Jodó... cómo debe haber molado el parque ese... ¡me lo pido para la próxima visita! Eso sí: no perdono el 'trato de favor' a Fer. A él le lleváis a terrazas al lado del mar con rubias despampanantes super-simpáticas. Y en mi caso, las rubias (que estaban guapas también, no lo voy a negar) de la terraza al lado del mar se me ríen tras confudir (ellas, ¿eh? elllllaassss...) mi petición de la cuenta al final de mi comida (bill), con una cerveza (beer). Si, pedí la nota, y me trajeron una cerveza. GENIAL. En fin...
Ah... la foto esta mola muuuuuuucho, el efecto óptico :-)
¡Salut!
Ah... que las rubias confundidas de mi caso, encima me las tuve que buscar yo, tras pedalear 20 y tantos kilómetros ¿ehhh? Fer: te quieren más que a mí, sin duda...
Jejeje...
Jajaja, y ya puestos si fueran una tarde de estas a Scheveningen y me consiguieran el teléfono de la rubia (es que se me olvidó pedírselo), entonces sí que demostrarían que son mucho más amigos míos... :-D
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